Síntomas y tratamiento de la varicela
Quizás la varicela es la enfermedad más molesta que recordemos de nuestra infancia. Casi todos nuestros conocidos la han pasado y no resulta extraño ver a padres que juntan a sus hijos pequeños con niños enfermos de varicela para que se contagien, pues se dice que las complicaciones de esta dolencia en una persona adulta pueden ser más enrevesadas.
La principal característica de la varicela, además del sarpullido en la piel, es el picor intenso. El hecho de que no sea adecuado rascarse los granos, hace aún más insufrible esta enfermedad, sobre todo para los más pequeños.
La varicela es una enfermedad contagiosa cuya causa ha de buscarse en el virus varicela-zóster. La mayor parte de las personas sufre esta enfermedad durante su infancia. A pesar de que puede parecer interminable, no suele durar más de una semana y rara vez conlleva efectos colaterales para los niños.
Estamos hablando de una enfermedad que se manifiesta en forma de pequeñas vesículas que salpican la epidermis, coloradas, que parecen multiplicarse a un ritmo vertiginoso. Cara el final de la enfermedad, dichas vesículas o granos se transforman en pequeñas costras.
La virulencia de la varicela es elevada, puesto que puede contagiarse mediante un simple estornudo o el roce con otra persona portadora del virus varicela-zoster.
Síntomas de la varicela:
Los síntomas más frecuentes que presenta esta enfermedad son:
– cefaleas o dolores de cabeza
– trastornos del aparato digestivo
– escozor intenso
Cómo se trata la varicela:
Si se presentan los síntomas anteriormente descritos, es conveniente acudir al médico de cabecera, que efectuará el diagnóstico y dictaminará el tratamiento a seguir. Normalmente dicho tratamiento consta de antisépticos (para desinfectar la piel y combatir las bacterias que pueda haber en las vesículas) y reposo (para controlar la fiebre y los dolores de cabeza).